Bono de fin de año: Intento de recuperación de consumo solo con esfuerzo privado
Nadie puede desconocer el estancamiento de la economía y la recesión que afecta a todo el sector productivo.
Esta aguda crisis de caída de la producción y actividad comercial requiere no sólo de medidas coyunturales y de un claro objetivo de contención social momentáneo, sino que en forma urgente deben instrumentarse acciones que recompongan el entramado productivo en todos los órdenes, desde el productor primario hasta la comercialización, priorizando la inversión productiva a la especulación financiera.
El Gobierno a través del Decreto que establece un bono extraordinario de fin de año reconoce la inexorable realidad de millones de personas que necesitan recuperar parte del salario devorado por la inflación, el aumento de impuestos y el elevado incremento de las tarifas de servicios públicos imprescindibles. Pero existe otra faceta de la realidad que es la situación de miles de PYMEs que se encuentran al borde del quebranto, y los que lamentablemente han tenido que cerrar sus puertas. Mes a mes se agregan contribuyentes a la larga lista de los que no alcanzan a cubrir sus compromisos fiscales y los que están jaqueados por las morosidades en los servicios públicos vitales para la actividad. A lo expuesto se agrega, lo que para muchos es la incumplible obligación de abonar un bono compensatorio por el desfasaje producido entre salarios y precios.
Si bien en el Decreto se contemplan varios de los pedidos realizados por las entidades representativas del sector, como es la consideración del pago como “no remunerativo”, la exclusión del personal agrario, la posibilidad de concertar con los respectivos gremios los montos y plazos, de acuerdo a la situación de cada sector, la proporcionalidad del monto de acuerdo a las horas de trabajo, y la compensación del bono con futuros aumentos ó acuerdos paritarios, desde FECECO instamos a que el Estado se sume al esfuerzo que realiza el sector privado, agregando la consideración del pago de esta suma como anticipo de alguno de los tantos impuestos nacionales que debe afrontar el contribuyente.
La gravedad de la crisis atraviesa a gran parte del sector productivo, pero parece no sensibilizar al Estado para la adopción de medidas y gestos que acompañen el esfuerzo de los privados para recomponer un alicaído consumo. Entendemos una obligación del Estado acompañar este esfuerzo, dando ejemplos y muestras de austeridad, reingeniería de su gestión para recortar gastos estructurales innecesarios aliviando el peso al resto de la sociedad.